Hace unos días volvieron a entrar en el patio del colegio de infantil.
Así nos lo encontramos:
Gracias a estas personas, por llamarlas o definirlas de alguna manera, niñas y niños de 3, 4 y 5 años no han podido jugar con su caseta preferida. Imagino que los autores de esta barbarie lo habrán pasado muy bien, aunque yo ni le encuentro la gracia ni el gusto, pero creerme si os digo que los niños y las niñas tampoco. Desde el colegio nos negamos a ver tristes a nuestros benjamines, por ello así les hemos dejado el patio.
No es necesario que hagamos ningún comentario hacia estos personajes y sus acciones, no les demos ni un minuto de gloria. Pensemos solamente en lo felices que van a estar los pequeños y pequeñas con los nuevos juegos.
