Matrioska, la historia de las muñecas rusas

 


158617_net_matrioska1El primer domingo de mayo se celebra en nuestro país  El Día de La Madre.

 Os voy a hablar de unas muñecas muy famosas, «Las Matrioskas». De cómo llegaron a Rusia y sobre todo de su simbología  porque está muy relacionada con este día tan especial y el deseo de ser madre.

 

La muñeca Matrioska llegó a Rusia desde Japón a fines del siglo XIX. 

El cuento «Matrioska« de autor anónimo de la literatura rusa relata el nacimiento de las muñecas de mano de Sergei Maliutin.

Matrioska. Rinconcito de lecturas digitales de sallita        En la vieja Rusia vivía un fabricante de muñecas. Las hacía de madera. Las pintaba de colores y les ponía grandes ojos y caras sonrientes.

Todos los domingos el fabricante iba al bosque para buscar madera. La quería vieja y fuerte; de las raíces de árboles centenarios.
Un día de invierno el maestro encontró un trozo de madera estupendo. «¡Oh –pensó–, de aquí tallaré mi mejor muñeca!»
De aquella madera el maestro talló una muñeca realmente hermosa. Le había puesto Matrioska.
Todas las mañanas el maestro preguntaba:
–Querida Matrioska, ¿cómo te va?
Y la muñeca sonreía en silencio. Pero una mañana la muñeca contestó:
–No muy bien –dijo– ¡Me gustaría tener un bebé!
La muñeca podía hablar.
–Quiero tener un bebé –la muñeca repitió su deseo y suspiró–. ¡Estoy tan sola!
El maestro fue al almacén. Allí encontró un trozo de la misma madera de la que había tallado a Matrioska.
Lo llevó a su taller y comenzó a trabajar. Por la tarde la pequeña muñeca estaba acabada. Era igual que Matrioska. Y le preguntó:
–¿Qué?, ¿te gustó tu bebé? Tú te llamas Matrioska; a tu hija le pondré Trioska.
–Pero mi hija tiene que estar en mi barriga –dijo la muñeca.
–Bien –dijo el maestro–. Pero te dolerá.
–No importa –contestó la muñeca–.
El maestro cortó a Matrioska en dos pedazos. Luego, metió a Trioska y volvió a enroscar a Matrioska.
–Yo soy muy feliz. Pero mi niña se ha movido durante toda la noche. Quizá necesite algo. Le falta un bebé. Un bebé pequeñito.
El maestro volvió al almacén. Allí encontró un trozo de madera aún más pequeño. Por la tarde la nueva muñeca estaba hecha.
–¡Te llamarás Oska! –dijo el maestro–. ¿Estás ya contenta? –le dijo a Trioska.
–Sí, pero la niña tiene que estar en mi barriga.
–¿Están todas contentas? –preguntó el maestro.
–¡No! ¡No! –sonó la voz de Oska a través de la barriga de Trioska–. Yo también quiero un bebé.
El maestro hizo un bebé muy, muy pequeño. Como un dedal. Pero tomó un pincel y le pintó un enorme bigote.
–Eres el hijo de Oska. Te llamarás Ka. Eres un hombre. No podrás tener ningún bebé en tu barriga. ¿Me has entendido?
Luego vació la barriga de Oska y metió a su hijo Ka dentro.
Introdujo a Oska en Trioska. Y a Trioska en Matrioska. Después, enroscó a Matrioska y rió contento.

Y esta es la historia de Sergei y su muñeca Matrioska. Un día Matrioska desapareció y nunca la han vuelto a encontrar.

Cuidado porque puede estar en alguna tienda de antigüedades o en la estantería de alguna vieja librería. Si la encuentras no dudes nunca en darle el mayor cariño, porque ella no dudó en hacer el mayor de los sacrificios por alcanzar algo tan importante como la maternidad.

¡Qué historia tan bonita!

 Ahora ya conocemos el significado de estas muñecas tan especiales. Las Matrioskas son símbolos de fertilidad, maternidad y sobre todo amor.

 Mañana celebraremos El Día de La Madre y seguro que las nuestras van a recibir una «gran sorpresa»… 🙂